Adivinarás si te digo que ha dejado de ser un intento, porque hasta el día de hoy aún no logro descifrar del todo lo que provocas en mi, pero como esta aventura se trata de aprender y recorrer, voy a dejar que de a poco se de su propia definición. Creo que hasta antes de conocerte jamás había notado como el pequeño detalle de un cielo estrellado puede recordarme a una sonrisa, mucho menos me había percatado que todos mis sueños y deseos podían tener nombre, qué sin duda alguna es el tuyo, Hyunjin. Tal vez sea la nostalgia de las primeras palabras erradas o mi corazón agradecido de igualmente tenerte, pero cada que se trata de plasmar mis sentimientos acerca de vos (por más dispersos que puedan ser) es inevitable que no me inunde ese mar de emociones una vez más, aunque después de todo nuestra historia se base de eso.

Desde el primer momento fue como un de emociones, una por encima de otra y sin espera de respuestas por parte de ninguno. En algún momento llegué a creer que me quedé en medio de él, y que por eso mi corazón no podía encontrar una explicación a semejante alteración, pero déjame excusarme con tu existencia por última vez. Qué maravilloso todo, ¿no? Comenzar con palabras equivocadas y acabar entre besos, promesas y una visión del futuro en el que solo somos nosotros dos. Es por eso que siempre menciono el destino y dejo las respuestas para el final. Pero con vos aprendí mucho, en especial que no todo lo correcto esta bien definido o tiene punto final. Jamás me arrepentiría de arriesgar lo confuso, jamás por tu sonrisa.