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    • 443

No le gustaba el cielo abierto, ni la luz intensa, ni la gente. Deduje que era una alumna que había enloquecido y que se había escondido bajo tierra antes de que pudieran encerrarla en el Refugio. No sabía gran cosa de ella, porque todavía se mostraba tímida y asustadiza. Cuando le pregunté cómo se llamaba, salió corriendo, se escondió bajo tierra y tardó varios días en volver. Así que le puse un nombre: Auri. Aunque en secreto pensaba en ella como «mi pequeño duendecillo lunar».

    • 444

-¿Qué me has traído? - Una llave - contestó con orgullo, y me la puso en la mano. La cogí y noté su agradable peso. - Es muy bonita - dije - . ¿Qué abre? - La luna - respondió ella muy seria. - Ah, podría serme muy útil - dije examinándola. - Eso mismo pensé yo. Así, si hay una puerta en la luna, podrás abrirla. - Se sentó en el tejado con las piernas cruzadas y me miró con una amplia sonrisa en los labios -. Aunque yo no fomentaría esa clase de comportamiento insensato. [...] - Te he traído un poco de pan. - Le di la hogaza de pan moreno envuelta en un paño-. Y una botella de agua. - Esto también es muy bonito - dijo ella con gentileza. La botella parecía enorme en sus manos-. ¿Qué hay en el agua? - me preguntó al mismo tiempo que quitaba el tapón de corcho y miraba dentro. - Flores - respondí -. Y el trozo de luna que no está en el cielo esta noche. Lo he metido también. Auri miró hacia arriba. - Yo ya mencioné la luna - dijo con un deje de reproche. - Entonces, solo flores. Y el brillo del cuerpo de una libélula. Yo quería un trozo de luna, pero solo conseguí el brillo azul de una libélula.

    • 445

- Nadie me ve. Además, estaba muy ocupado escuchando el viento. - Hizo bocina con ambas manos e imitó el ulular del viento -. Anoche el viento sonaba muy bien - añadió en tono confidencial.

    • 584

- Te traía una pluma con viento de primavera, pero como te has retrasado... - me miró con gravedad - voy a regalarte una moneda.

    • 585

[...[ Sal marina. Auri lo cogió y miró en su interior. - Pero qué bonito, Kvothe. ¿Qué hay en la sal? «Restos de minerales - pensé -. Cromo, basalio, malio, yodo... Todo lo que tu cuerpo necesita y seguramente no puede obtener de las manzanas, el pan ni de lo que consigues gorronear cuando no te encuentro.» - Sueños de peces - contesté -. Y canciones de marineros.

    • 586

-Hola, Mola. - Auri levantó la cabeza y sonrió-. Tienes el pelo del color del sol, como yo. ¿Te apetece una manzana? [...] - Esta tiene un deseo dentro - dijo con toda naturalidad -. Asegurate de que sabes lo que quieres antes de morderla.

    • 586-587

-No, no te vayas - suplicó Auri, muy seria -. Su voz es como una tormenta, y sus manos conocen todos los secretos ocultos bajo la fría y oscura tierra.

    • 776-777

-¿Qué me has traído esta noche? -pregunté. Auri compuso su luminosa sonrisa. - ¿Y tú? ¿Qué me has traído? Saqué una estrecha botella de debajo de mi capa. - Te he traído vino de miel. Auri cogió la botella con ambas manos. - Oh, qué regalo tan magnífico. -Miró la botella con admiración -. Imagínate cuántas abejas borrachinas. -Quitó el corcho y olfateó el vino -. ¿Qué hay dentro? - Rayos de sol - contesté -. Y una sonrisa, y una pregunta. Se llevo la boca de la botella al oído y me sonrió. - La pregunta está en el fondo - dije. - Una pregunta muy pesada - dijo ella, y me tendió una mano -. Yo te he traído un anillo. Era un anillo de cálida y lisa madera. - ¿Qué hace? - pregunté - Guarda secretos. Me lo acerqué a la oreja. Auri sacudió la cabeza con seriedad, su cabello revoloteó alrededor. - No los revela, los guarda. - Se acercó a mí y cogió el anillo me lo puso en un dedo -. Ya hay suficiente con tener un secreto - me censuró dulcemente -. Otra cosa sería avidez. - Me encaja - dije con cierta sorpresa. - Son tus secretos - dijo Auri como si le explicara algo a un niño pequeño -. ¿A quién iba a encajarle?

may 7 2012 ∞
sep 23 2012 +