Estoy agotada. Ya no puedo más. Esta relación me ha consumido de una manera en la que mi cuerpo se siente como una habitación llena de decepción y tristeza. Llevo unos meses así, con el corazón roto. Miro al techo al despertarme y desaparece ese momento de confusión en el que me pregunto por qué me duele el pecho y tengo ganas de llorar. Por qué iba a ser, por lo mismo de siempre... por el rechazo, por la confusión, por las falsas esperanzas, por todo. Sólo quiero olvidar, daría lo que fuera por volver al pasado y no tomar nunca ese primer tren a Barcelona. Si pudiera mirar a la cara a mi yo de hace un año me pegaría una bofetada y le hablaría de lo que va a tener que vivir.

Las dudas al principio, las que te aguantas por ser tonterías. La primera vez que te cuelga en skype porque quiere hacer otras cosas. La primera vez que le da fav a todas las selfies de otra. La primera vez que recibe nudes y las acepta, sin decirte nada. Ver como te va quitando de su fondo, estado, de su foto, de su bio, de su cabeza. Ver en sus ojos que no eres su compañera de vida sino una parte prescindible de ella. Notar que su interés es puntual y motivado por el sexo o por la culpabilidad al ver que no siente lo mismo que antes. Convencerte a ti misma de que es una mala racha y ser mas callada, más permisiva, más suave.

Permitir esa desigualdad en la pareja y ser quien carga con ella. Planificar los viajes. Sacarlos adelante incluso con sus pegas porque no son cómodos. Pasar por alto que te ignore cuando más ganas tienes de hablar. Que te deje el visto por horas, a varios mensajes. Callar y aceptar sus desprecios a tu música, a donde vives, a tus estudios, a tu familia, a ti. Tu amas a una persona que te ve como alguien mediocre por quien tiene cariño pero que es un entretenimiento.

Duele. Sientes que eres un ser gris. Sientes que él se fijó en una imagen que tenía en su cabeza y ahora que ha visto la realidad se ha desengañado. Y quién podría culparle. Quién soy. Una tía fea y estúpida que salió del pueblo por sacar buenas notas. Ese es mi mayor logro, sacar notas de mierda, estudiar como una autista todo el día en mi habitación. Aprender de sociología, de historia, leer a Murakami, a Tolstoi, a Kollontai. Entender el marxismo, el feminismo, la psicología social. Sin vivir nada al respecto. Entré el mundo por su reflejo en los libros, gracias a eso se me incluyó en él. Soy una observadora y pinto en el escenario lo mismo que una planta de decoración, veo desde los asientos cómo actúan personajes, sin interceder en una obra que no es mía. Nadie puede querer algo así.

No le culpo por dejar de quererme pero sí por alargar nuestra relación. No lo entiendo. El dejó de querer hablarme. El dejó de desearme de la misma manera. Él comenzó a ser más feliz por sus amigos y sus hobbys que por mi. Él dejó de necesitar mis fotos desnuda y comenzó a fijarse más en desconocidas por la calle. En amigas por internet. Él pasó de no querer que me fuera a dormir para seguir hablando a darme las buenas noches horas antes de irse a dormir porque no sabía como hacer para que dejase de hablarle. De hablarme toda la noche mientras estaba de fiesta con sus amigos a mandarme un audio borracho sin saber a quién y sólo porque se lo pedí. Yo he notado cada vez que sentía pena por nosotros. Cada vez que me respondía por obligación. He sentido en sus ojos la confusión de no verme tan guapa. De pensar que digo cosas estúpidas. Que soy aburrida. Que no le apetece verme.

Como es posible que no lo tenga claro. Como es posible que piense que me quiere a su lado y que no quiere a nadie más. Como es posible que después de preferir ver a amigos que ve todos los días a estar conmigo en la última noche antes de volver a vernos en meses piense que me necesita. No me necesita. No me quiere. Sus actos son de desprecio, o más bien, de indiferencia. Tampoco pienso que me odie, pero me tiene aprensión y, sobretodo, no me necesita ni le soy importante. Siento que soy el amigo molesto que tiene manías que dan asco y al que invitar sólo por hacer sitio.

Que es exactamente lo que soy, en realidad. Así que supongo que en vez de intentar actuar seguiré así hasta que le mande la mierda en un ataque de celos o se canse de mentirse a si mismo y me diga la verdad. El problema es que el dolor no se va. Hasta que eso pase, mi corazón va a seguir roto y mi alma desgraciada. Mi mente seguirá preguntándome ¿por qué no soy suficiente? ¿Valgo tan poco como para ser tratada así? y algo oscuro me responderá que es el precio que tengo que pagar por confiar en que podía ser feliz.

feb 26 2016 ∞
oct 11 2016 +