Cernunnos es un nombre dado a la deificación de un macho cornudo en la mitología celta, relacionado con la fertilidad, la regeneración y divinidad de la abundancia. Asimismo, sería el amo de los animales salvajes. Su rasgo más particular son los cuernos de ciervo. La representación que se conserva en el llamado «pilar de los navegantes» con este nombre es de un humanoide anciano, con orejas y cuernos de ciervo, portando un torque al cuello y en la mano. Esta simbiosis simboliza fertilidad y renacimiento. En la tradición gaélica, este tipo de figuras representan también virilidad y renovación.
Cernunnos aparece comúnmente como amo de los animales salvajes, terrestres y acuáticos. Manifiesta la fuerza, el poder y la perennidad. Se le representa como el donador de un altar con un cesto de vituallas (Conjunto de provisiones o alimentos para que coma un grupo de personas, especialmente aquellos de los que se abastece una expedición o un ejército), pasteles y monedas.
Fue venerado dentro de la ambigua cultura celta, por lo que se expandió por Britania, Galia, Germania y diversas regiones europeas occidentales. Su extraño y arcaico nombre corresponde a la latinización del original galo, el cual estaría relacionado con el término protocelta «Karno/Karwo», "asta" o "cuerno", por lo que quiere decir «el que tiene cuernos». Cernunnos presenta un nombre latinizado y una mitología romanizada, durante la conquista romana de Galia, se supo de su existencia e importancia, incluso Julio César lo consideró como uno de sus dioses principales.
La evolución religiosa del dios estaría relacionada con el sincretismo en otras sociedades con seres astados. Destacó Gran Bretaña y su tradición celta, donde surgió el personaje fantasmagórico Herne el Cazador, que presentaba también cornamenta. De igual modo, pudo suceder con el Pan griego o el Fauno romano, ambos relacionados con el mundo del pastoreo, con la fertilidad y la sexualidad masculina. Aunque estas advocaciones pudieron originarse en una supuesta divinidad indoeuropea masculina y asociada a la naturaleza de características parecidas y adaptada a cada región.
El arquetipo del dios astado encarna una de las deidades primordiales del paganismo, en especialmente de la religión de la Wicca. Representa el principio masculino de la creación pero también la unión de lo divino con lo animal. Dentro del movimiento de la Wicca no siempre se representa como un ser astado, a veces adopta la forma esférica del sol o de las ramificaciones del bosque y los árboles. Los alcances o dominios de su gobierno no son del todo claros, su naturaleza personifica la energía de la vida, lo salvaje y el lado animal que existe en cada hombre.
La Wicca, como casi todos los movimientos neopaganos, concibe el universo como algo polarizado entre fuerzas masculinas y femeninas que están en un equilibrio perfecto. Por lo tanto, el dios astado es la contraparte de la diosa triple.
Para expresar este equilibrio la Wicca propone un ciclo anual que se celebra a lo largo de ocho festividades conocidas como “La rueda del año” (Wheel of the Year). Este ciclo se personifica en la relación concéntrica entre el dios astado y la diosa. Cernunnos nace en invierno, embaraza a la diosa, muere y renace en el vientre de su amante en la Fiesta de Yule durante el solsticio de invierno.