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Deliver my soul from the sword;my darling from the power of the dog

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  • Teníamos un profesor de inglés que había viajado a varios lugares del mundo (Escocia, Perú, Bélgica...). Solíamos hacerle preguntas sin cesar sobre sus viajes, medio por perder clase y medio porque realmente nos interesaba.
  • Siempre me arrepentí un poquito de no haber ido a las clases de portugués, porque el que daba clase hacía unas bromas geniales.
  • Las bromas en medio de cualquier película realmente dramática (por eso mismo, siempre voy a recordar Alexander y Revolución: El cruce de Los Andes como las películas más graciosas que haya visto nunca).
  • En invierno, poníamos una estufa que hacía un extraño chillido cada vez que giraba. Recuerdo que en ciertos momentos nos quedábamos todos en silencio esperando a oír ese chillido que parecía entre el llanto de un bebé y el grito de un gato.
  • En todo un año, una de mis compañeras solo una vez fue capaz de llegar a primera base en béisbol.
  • Mi mejor amiga solía hablar de forma repentina y muy brusca, a los insultos limpios, sobre el profesor de matemáticas.
  • Nuestro profesor de matemática nos hacía gritar antes de cada examen. También gritaba con nosotros, para hacerlo más bizarro.
  • Siempre que nos enterábamos de algo malo (un asesinato, una muerte, o cosas como una aparición) una compañera interrumpía inmediatamente la conversación para dar a conocer lo que le había pasado a ella o un conocido. Muy pronto, cada vez que ella iba a hablar, uno de sus amigos comenzaba diciendo "Y ahora damos comienzo a las historias de J".
  • Una vez pasaron dos horas en las que, mientras el profesor daba la clase, nos la pasamos haciendo el juego de mantener el globo en el aire.
  • Uno de mis profesores hizo literalmente un mapa muy similar al de Los Simpsons donde nos explicaba como toda la clase estaba organizada (en cuanto a los asientos que ocupábamos) en cuanto a notas y comportamiento. De hecho, la que sacaba las mejores notas de la clase estaba en el primer banco a la izquierda, y el que sacaba las peores notas, estaba en el último banco a la derecha del otro lado del aula. Nuestro profesor dijo que nuestra compañera creaba un halo de luz y protección, mientras que nuestro otro compañero era como un hoyo negro que arrastraba a los demás a la ignorancia.
  • Según lo recuerdo, muy curso era muy unido y muy guay. Es decir, yo iba al instituto a divertirme y cumplía el propósito varias veces a la semana. Aunque eso sí, en el curso había un sentimiento e idea de unidad que siempre me llamó muchísimo la atención. Por ejemplo, la pelea en un grupo ya pasaba a afectar directamente a todo el curso. Incluso una vez, una profesora nos sometió a una terapia grupal en la que más de medio curso salió llorando y las cosas no volvieron a su curso normal hasta luego de un tiempo. En una ocasión, nuestra profesora de historia dijo que le resultaba muy extraño como, aún siendo todos personas tan distintas (y agrupadas en los grupos que más se nos asemejaban), creábamos una imagen colectiva cuando era necesario.
jan 6 2015 ∞
may 31 2021 +