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O porqué a los quince años era idiota
No dejes pasar nada: Las anotaciones de las cosas que surgen en tu cabeza son importantes. Ideas para tramas, personajes, inicios, finales, diálogos, etc. No importa el lugar ni la hora. No tengas miedo de anotar inclusive cosas sin sentido, siempre podrán salir cosas maravillosas (así como no), pero solo debes ver como aprovecharlas.
Puedes hacerlo todo junto, pero no revuelto: Todos siempre podremos ir de guays por la vida al estilo de “la escritura me lleva”, pero los esquemas son fundamentales. En muchas ocasiones podrás tener una idea muy buena pero un desarrollo que no lo sea tanto, puede que agregues cosas innecesarias o dejes cabos sueltos. Borra, reescribe, piensa, siéntelo y vuelve a hacerlo otra vez. Puedes escribir a pura interpretación pero no algo que al final no tenga ni pies ni cabeza. Encárgate de hacer que las piezas encajen y selecciona los momentos.
Los personajes son como tus hijos, déjalos ser, pero no los libres demasiado: dales vida, un cuerpo, alma y una voz. Ellos crecerán, tomarán sus propios matices y elegirán que hacer, te dirán por donde quieren ir, pero tu siempre puedes indicarles el camino. No queremos que nuestras historias se nos vayan de las manos.
No todo tiene porqué ser tan así, evita el paralelismo malvado: ¿cuántas veces nos hemos quejado del tío perfecto o de la chica seria? No todos nuestros personajes tienen porqué ser despampanantes. El chico más popular no tiene porqué tener una sonrisa ideal y unos ojos atrayentes y la chica tímida no tiene porqué ser inteligente ni leer libros. Ella no tiene porqué ser intrépida o apasionada y él no tiene porqué ser un cazador, puede ser feo pero tener los ojos más cálidos del mundo. No todos los personajes misteriosos son interesantes ni los fiesteros unos tontos, el amor no siempre tiene que quebrarnos ni ser el eje del universo, así cómo los besos bajo la lluvia pueden causarnos asco y las flores alergia.
No des vueltas como un trompo: se sencillo. Si él va a tener unos ojos verdes, que sean verdes, no “del color del césped”. Por otra parte, busca sinónimos a la hora de escribir pero no seas rebuscado, no es agradable leer cosas donde cada tanto tengas que parar para buscar en el diccionario.
No le hagas asco ni le tengas miedo a nada: experimenta diversos géneros, personajes, hasta crea las situaciones más inverosímiles. A través de ello inclusive podemos encontrar nuestro propio estilo. Si quieres escribir sobre algún tema del que no sabes, infórmate que no te va a matar. No necesitas ser médico para escribir sobre un personaje que si lo sea y si quieres escribir acerca de una relación entre un soldado y una zombie, hazlo también.
Lee de todo y practica: no tienes porqué alabar a Cumbres Borrascosas ni despreciar a Crepúsculo. La literatura, sea cual sea, nos enriquece, nos nutre de ideas, nos permite ver que elementos son buenos y cuales no. En todas las obras se pueden encontrar cosas buenas como malas y el libro que se lee no etiqueta nuestros gustos. 100 años de soledad te puede parecer lo más pesado del planeta como Besos de vampiro una de las cosas más entretenidas, pero tampoco hay que leer siempre bestsellers, sino darles espacio a aquellos pequeños autores, podrías encontrar una joya por allí. En resumen: no te demuestres como alguien que solo ama los clásicos y a los “grandes autores”. Por otra parte, practica. La práctica te hace, no solo la habilidad. Tu podrás considerar que como has nacido con el “don” alguien que no ha escrito jamás en tu vida no te llega a los talones, y siempre podrás considerar que no es lo mismo, pero aún así el esfuerzo puede resultar mejor que el talento.
No te conformes pero tampoco te comas la cabeza: no te conformes con lo que has hecho y tampoco aceptes los halagos de otras personas que jamás han incursionado donde tú estás. Se crítico contigo mismo y estate abierto a las opiniones, no estés siempre a la defensiva justificándolo todo, pues los días tampoco hacen a nuestras respuestas. Si alguien te dice que te falta humildad, baja tu defensa y reflexiona que has hecho. Si alguien te dice que lo que has escrito no es tan bueno, no te deprimas y ve de qué forma podrías mejorarlo. Siempre reflexiona, lee las cosas en voz alta si es necesario. Muchas veces ocurrirá que, con una linda melodía de fondo, ves que lo que has escrito es increíble, pero cuando lo ves sin adornos te llevas el gran fiasco. Recuerda que siempre se puede mejorar, pero si algo no sucede cómo lo has planeado no te amargues. Las cosas no se logran de un día para el otro.
Guarda: nuestros trabajos son importantes. Imprime, haz copias de seguridad, anota las ideas, absolutamente todo lo que puedas para decir que tu trabajo está bien guardado. Es difícil enfrentarse a algo que hemos perdido.
No dejes que te consuma: para algunos la escritura es una forma de vida, para otros solo un hobby. Sea de la forma que la tomes, jamás dejes que se vuelva un factor agobiante, porque de otra forma, ya te habrás jodido.