• Experimento-

Su ojo derecho, herido por un inferior.

Un día como cualquier otro, el rubio estaba jugando en su sótano con sus víctimas, preparando mezclas que nadie sabe qué contenían siquiera, solo le gustaba verles retorcerse del dolor cuando se les inyectaba.

Con químicos, el chico preparó una... "cosa". Por primera vez ni sabía que le había puesto, era como su obra maestra para torturar.

Al parecer la víctima no tenía aquello en sus planes.

Se logró desatar de la cinta que tenía en ambas muñecas, para inmovilizarle, aunque la de ambas piernas seguían intactas. Iván, asustado (más de que probablemente llamara a la policía que del ataque del contrario) se descuidó; y el sujeto tuvo oportunidad de simplemente agarrar la aguja, y clavarsela en donde más le podría doler.

Después de unas cuantas semanas, pequeños ojos comenzaron a aparecer en la parte inferior de su ojo derecho, él no los podía controlar, pero hasta el día de hoy, tan solo le duele sin ningún otro efecto secundario.