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  • A los 14 años, asistí a la fiesta de una amiga, que vivía relativamente cerca de mi casa. Nos nos permitían comprar (y por lo tanto beber) alcohol, pero como estaba aburrida, terminé escapando de la misma con un grupo de conocidos para ir a comprar bebidas. Pese a que no me gusta el alcohol ni nada por el estilo, fui de los que terminó filtrando en la fiesta varias botellas.
  • Cuando tenía 15, fui a una fiesta que se hacía muy lejos (muy) de mi casa (aunque claro, en la misma localidad). Un problema con mi grupo llevó a que nos fuéramos de la fiesta, y otro problema con otro grupo, terminó causando que fuéramos perseguidos, literalmente, con piedras. Nunca corrí tan rápido en mi vida. Todos nos dispersamos (yo no estuve para cuando llegó la policía) y al día siguiente acordamos en que nadie hablaría con sus padres del tema.
  • Me han ofrecido drogas en dos fiestas electrónicas a las que he asistido. En una de ellas me dieron éxtasis como si me ofrecieran un vaso de agua.
  • A los 17, mi curso realizó una reunión (que más tarde se convirtió en una fiesta) en casa de una compañera. Terminaron rompiendo las ventanas, persianas y cortinas de la casa. Además uno de mis amigos estaba tan borracho que no llegó a hacer media cuadra con la motocicleta que enseguida se cayó.
  • En el último año de secundaria, mientras iba de viaje con mi curso, nos confiscaron alrededor de 40 botellas de alcohol. Todos teníamos de una a tres botellas guardadas en las maletas, pero unos oficiales terminaron revisándolas una por una y terminaron ocupando varias bolsas de consorcio con la bebida que nos sacaron. No nos devolvieron ni dejaron ninguna.
  • A los 18, mis ex-compañeros de escuela hicieron otra fiesta en la que todos se pusieron tan borrachos que incluso sacaron el inodoro de lugar y rompieron el lavamanos. Me fui en cuanto la mayoría no dejaba de vomitar ni podía mantenerse en pie.
  • Mientras me alojaba en un hotel (en el último año de secundaria), y volvía de fiesta con una amiga, nunca voy a olvidar cuando encontramos a un chico en el pasillo (justo por el que debíamos pasar para llegar a nuestra habitación). Llevaba solo los calzoncillos y las medias, además de que bailaba y cantaba sin parar. Pasamos sin problemas, pero cuando llegamos a nuestra habitación (justo ninguna de las dos tenía las llaves para entrar, y la que si las tenía estaba durmiendo), el chico se nos iba acercando. Mi amiga comenzó a llamar más rápido a la puerta, y su desesperación se intensificó cuando el chico en cuestión comenzó a bailar alrededor de ella.
  • Luego de terminar con los exámenes de la universidad, me reuní con un grupo de ex-compañeros del instituto. Fuimos a bailar a una discoteca, pero luego decidimos ir a pasear. Una situación (junto con varias discusiones y retos) llevaron a una cosa, luego a otra, y todo terminó con: una camioneta cortando la calle, dos chicos haciendo una carrera (uno de ellos en ropa interior) y el resto custodiando el otro extremo de la calle por si venía alguien o pasaba la policía. Debo de recordarme no volver a salir con ellos y decidirme a madurar de una vez por todas.
  • Recuerdo que en una ocasión se montó un lío tremendo conmigo, con mi novio y mi amiga. Aún hoy no entiendo bien que sucedió, pero llegaron a pensar que mi novio salía con mi amiga, que mi amiga en realidad estaba saliendo conmigo y que yo al final salía con ambos y era bisexual. También esa misma noche, hicimos migas con otro grupo que pensó que yo me llamaba de cierta forma. Al final terminaron llamándome con otro nombre que ni se acercaba al mío. Nunca les corregí el error.
  • Una vez, mientras volvíamos a casa en taxi, el conductor le ofreció a mis compañeros varones que si le hacían sexo oral nos bajaba el precio o directamente no nos cobraba nada.
  • En una ocasión, uno de mis amigos estaba tan pasado de copas y eufórico a la vez, que mientras bailaba iba dando golpes como si estuviera practicando boxeo. Aún si lo llamábamos, él seguía muy concentrado en su baile.
  • Jamás pensé que llegaría el día en que tuviera que ver desnuda, además de bañar, a una de mis amigas. Una noche en la que se pilló una buena borrachera y terminó vomitándose encima, me demostró completamente lo contrario. Al final fue un trabajo duro que incluyó a cuatro personas, pero al menos así tiene asegurado que entre amigos está en buenas manos.
  • Hace poco, y en grupo, acompañamos a una amiga (lesbiana) a un antro gay. Más allá de las chicas que yo haya tenido que rechazar, más todos los "piropos" (bien entre comillas, que muchas decían cosas que ni las he escuchado en hombres) que aguanté, todo valió la pena cuando mi amiga en cuestión (la diosa de la borrachera, confirmado) le gritó tanto a su ex novia (que también se encontraba ahí) entre llantos que por favor volviera con ella, que la chica huyó, mi amiga la persiguió unas cuadras y al final tuvimos que sostenerla mientras lloraba y nos golpeaba porque quería ir detrás de la otra. Unos días después nos dijo que no recordaba nada de lo sucedido y que según ella sus recuerdos eran: fiesta, taxi, no se qué de una florería y cama
  • Uno de mis amigos casi se ahoga en la fiesta de la espuma (otra vez, la borrachera). Encima el muy idiota va y se pone debajo de donde la tiraban, asi que si no lo quitaban de ahí, se moría y ni cuenta se daba.
  • Lo máximo que he estado de fiesta ha sido:
    • En el último año de secundaria, donde en el período de dos semanas, he salido prácticamente todas las noches. A excepción de uno o dos días.
    • En el primer año de universidad, donde estuve desde el viernes hasta todo el fin de semana sin dormir.
nov 26 2014 ∞
may 31 2021 +